La noción milenaria del binarismo de género, que es claramente ideológica y no corresponde a la realidad objetiva, debe sustituirse por un no-binarismo realista, que puede expresarse como conjuntos difusos de género, formados por afirmaciones personales de identidades difusas. Una identidad difusa no se define por un sí o no, sino por un más o menos, desarrollado según una lógica informal o difusa.
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jueves, 22 de abril de 2010

Novedades de STP 2012

Comunicado de la Red Internacional por la Despatologización Trans, abril de 2010
Desde las movilizaciones del pasado 17 de octubre del 2009 en más de 40 ciudades en el mundo de la campaña Stop Trans Pathologization-2012 han sucedido distintas cosas que sitúan nuevos elementos en el marco de la lucha por la despatologización de las identidades trans.

Este comunicado es una reflexión sobre la situación actual del movimiento por la despatologización y un breve análisis de cinco elementos relevantes que modifican el panorama mundial del movimiento.

El principal objetivo de esta red y de su principal campaña STP-2012 ha sido crear una movilización social amplia para denunciar el hecho de que la transexualidad esté considerada un trastorno mental en los catálogos internacionales de enfermedades. Este primer objetivo que al principio parecía muy lejano ha sido conseguido y la lucha por la despatologización de las identidades trans es un tema fundamental en la agenda de los movimientos sociales LGTB pero sobretodo trans y es también una cuestión conocida por organismos internacionales de derechos humanos, administraciones públicas, investigadores sociales, médicos y psiquiatras.

Actualmente, nuestros objetivos van más allá la denuncia de esta realidad. Se trata de lograr un cambio real en estos manuales protegiendo los derechos sanitarios de las personas trans. Por un lado debemos acabar con la idea de que la identidad trans es en sí misma patológica y por el otro reconocer las modificaciones corporales de las personas trans como demandas válidas fruto de un sistema social binario. En este sentido, a la vez de demandar la despatologización de la transexualidad, consideramos relevante asegurar que las personas trans podrán modificar su cuerpo sin necesidad de un diagnóstico psiquiátrico o de cualquier otra patología orgánica.

Como señalábamos anteriormente, hay cinco nuevos elementos que aportan interesantes cambios a la lucha por la despatologización trans.

En primer lugar, el retraso de la fecha de publicación del próximo DSM-5. En un primer momento la American Psychiatric Association (APA) comunicó que la quinta versión del DSM aparecería en mayo del 2012. Hace unas semanas modificaron esta fecha y actualmente la publicación del DSM está fijada para el 2013. Algunas voces críticas señalan que este retraso es debido a las numerosas críticas que ha recibido el proceso de revisión del manual. Una señal positiva de que las movilizaciones contra los nuevos trastornos del DSM en general empiezan a cobrar importancia en la revisión del manual. Aunque la fecha haya cambiado, el slogan de la campaña seguirá siendo de momento STP-2012.

En segundo lugar, el pasado 18 de enero del 2010, durante el V Congreso de Educación, Orientación y Terapia Sexual de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (SOCUMES), se realizó una declaración por la despatologización de la transexualidad. Esta posición, además de poner sobre la mesa la relevancia internacional de este debate es un referente esencial de apoyo a la lucha por la despatologización trans.

En tercer lugar, el pasado 10 de febrero del 2010 la APA publicó el borrador del DMS-5, la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Ante todo, queremos resaltar que la demanda principal de STP-2012, la descatalogación de las identidades y expresiones de género trans del DSM, sigue sin cumplirse. Consideramos que las modificaciones terminológicas introducidas en el borrador, que con su lenguaje parecen querer recoger y capturar un discurso activista crítico, no suponen un cambio de fondo, sino una continuación y la ampliación de un modelo profundamente patologizante.

En concreto, denunciamos el importantísimo papel que juegan los psiquiatras Kenneth Zucker (director del grupo de trabajo sobre trastornos sexuales del DSM-V) y Ray Blanchard, profesionales que han abogado por las terapias “correctivas” en personas trans, y que desde un principio, como así ha sucedido en el borrador del DSM-V, tenían el firme propósito de patologizar aun más a las personas trans.

Además, nos gustaría señalar la relación intrínseca entre un concepto de “incongruencia de género” y el sistema binario vigente que percibe a los procesos de tránsito como patológicos en sí. Según la lógica subyacente al borrador del DSM-5, la “incongruencia de género” cesa cuando la persona que transita adopta un género estable. En este sentido, la “vía de salida” del diagnóstico equivale a una vuelta al sistema de género establecido.

Observamos con preocupación la continuada patologización de las identidades y expresiones de género no normativas en niñ*s, así como la extensión de los criterios patologizantes en caso de adolescentes y adultos a una amplia gama de identidades y expresiones transgénero (ya no solo limitado a personas trans que deseen un tratamiento médico hormonal y/o quirúrgico). La grandísima amplitud que abarca el término “incongruencia de género” podría hacer que cualquier rastro de feminidad en varones o de masculinidad en mujeres fuera motivo de trastorno mental.

La personas intersexuales también se incluyen dentro del denominador “incongruencia de género”. Por ello, apoyamos el comunicado escrito por la Organización Internacional de Intersexuales (OII), ya que si a un infante intersexual se le asigna un género, con radicales protocolos médicos y quirúrgicos mediante, sin su consentimiento, cuando quiera ejercer su propia opción de asignación, es inaceptable que ésta sea considerada como un trastorno psicológico de incongruencia de género.

En el mismo borrador, el “Trastorno Travestista”, amplía enormemente su alcance de diagnóstico de enfermedad mental a todo aquel que sea legalmente hombre. Incluso mujeres trans podrían caer, aparte de en la “incongruencia de género”, en esta categoría patologizante. No ocurre así con aquellas mujeres que se travistan de hombre, resaltando la ideología de género machista que impera detrás de su razonamiento. En este sentido, apoyamos punto por punto la petición de retirada de este “”trastorno” realizado por la International Foundation for Gender Education (IFGE), y os proponemos que votéis su propuesta "TELL THE APA: “CROSSDRESSING IS NOT A DISORDER! Drop 302.3 from the DSM" http://dsm.ifge.org/petition/.

Consideramos que la presencia de las categorías nombradas en el borrador del DSM-V refuerzan un modelo patologizante, en el que se sitúa el “problema” en la persona que desea modificar el género asignado, y no en la transfobia existente en la sociedad actual, fomentando la misma a través de la creación de referentes patologizantes.

En cuarto lugar, nos gustaría señalar que el Ministerio de Sanidad francés publicó el pasado mes de febrero del 2010 un decreto que traslada las identidades trans dentro de la clasificación de ALD (afección de larga duración), un sistema que permite la cobertura sanitaria de los cuidados a personas trans. De hecho, las personas trans pasan de este decreto de una ALD 23 (afecciones psiquiátricas de larga duración) a una ALD 31 (afecciones no listadas de larga duración). Este decreto no va en el sentido de la despatologizacion de las identidades trans puesto que, a la práctica, nada cambia para las personas trans que siguen siendo consideradas como enfermas debiendo someterse a un seguimiento psiquiátrico.

Por último, nos hacemos eco de una noticia de última hora: el Gobierno español, a través de una pregunta realizada al Congreso de los Diputados, comparte la necesidad de descatalogar la transexualidad como un trastorno mental. Por ello, y pensando que esta declaración puede suponer un gran paso adelante, consideramos que si el Gobierno español de verdad entiende la importancia de la descatalogación de la transexualidad de los manuales internacionales de enfermedades, debería revisar su propia Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas que regula los cambios de la mención del nombre y sexo de las personas trans en sus documentos oficiales. Dicha ley establece como requisitos obligatorios para realizar estos cambios la acreditación de un certificado de diagnóstico de “disforia de género”, contribuyendo de esta forma a la patologización de las identidades trans.

A la vez, la propuesta de descatalogización de la transexualidad como un trastorno mental debería acompañarse por una revisión de los protocolos clínicos del proceso de reasignación de género, permitiendo la sustitución del actual régimen de autorización por un modelo que permita una decisión autónoma e informada de la persona interesada. En consonancia con declaraciones recientes de derechos humanos, resaltamos que la inclusión del proceso de reasignación de género en las prestaciones sanitarias públicas constituye un derecho sanitario básico que no requiere de un diagnóstico psiquiátrico.

Teniendo en cuenta los puntos descritos, queremos señalar que nuestra demanda principal sigue siendo la retirada de las clasificaciones patologizantes de las identidades y expresiones de género trans de los catálogos diagnósticos internacionales. Además, reivindicamos el libre acceso, sin necesidad de diagnóstico psiquiátrico o clasificación como enfermedad orgánica, a los procesos de modificación corporal para aquellas personas que lo requieran, bajo garantía de la cobertura pública de dichas intervenciones.

Recordamos, por tanto que los cinco objetivos de la Red siguen todavía vigentes:

1- La retirada del TIG de los manuales internacionales de diagnóstico (sus próximas versiones DSM-V y CIE-11).

2- La retirada de la mención de sexo de los documentos oficiales

3- La abolición de los tratamientos de normalización binaria a personas intersex

4- El libre acceso a los tratamientos hormonales y a las cirugías (sin la tutela psiquiátrica

5- La lucha contra la transfobia: el trabajo para la formación educativa y la inserción social y laboral de las persones trans

Aprovechamos este comunicado para anunciar las próximas movilizaciones de la campaña en las que esperamos encontraros y otras noticias relevantes.

•Después de mucho trabajo, lxs activistas de Madrid (Estado Español) han elaborado una nueva web: www.stp2012.info

•Os invitamos a participar, hasta el 20 de abril de 2010, en la aplicación “Make a suggestion” aportando vuestras propuestas de modificación al borrador de DSM-5: www.dsm5.org/ProposedRevisions/Pages/SexualandGenderIdentityDisorders.aspx

•El próximo mes de junio se publicará en España el primer libro en habla hispana sobre despatologización trans: El género desordenado: Críticas en torno a la patologización de la transexualidad de Gerard Coll-Planas y Miquel Missé (editores).

•Manifestación internacional por la despatologización de la transexualidad: En el próximo mes de junio se celebra en Barcelona el Congreso Internacional sobre Identidad de Género y Derechos Humanos. Aprovechando este encuentro desde la campaña STP-2012 se realizará una movilización internacional en la misma ciudad de Barcelona. La fecha de esta movilización será el sábado 5 de junio del 2010.

•La fecha de la próxima movilización simultánea en diversas ciudades será el 23 de octubre del 2010.

Red Internacional por la Despatologización Trans, abril de 2010
www.stp2012.info


Propuesta de petición a la American Psychiatric Association:
En consonancia con declaraciones internacionales de derechos humanos recientes, como los Principios de Yogyakarta (2007) y el informe temático “Derechos humanos e identidad de género” del Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa (2009):

1. Reivindicamos que la libre expresión de la identidad de género no es una enfermedad, sino un derecho humano básico. Por esta razón, demandamos la descatalogización de los “trastornos de identidad de género” del DSM. Consideramos que la modificación terminológica propuesta en el borrador del DSM-V (de “trastorno de identidad de género” a “incongruencia de género”) no significa un cambio de fondo, sino que perpetúa un modelo patologizante de las expresiones e identidades de género, fomentando el riesgo de exclusión social y transfobia de las personas trans, y ahora también el de las personas intersex. Según las declaraciones nombradas, el derecho sanitario de acceso libre y cobertura pública del proceso de reasignación del género no debería estar sujeto a un diagnóstico psiquiátrico.

2. En cuanto al colectivo intersexual, las personas intersexuales asignadas en su infancia y mediante protocolos médicos a uno de los dos géneros, caen ahora bajo la “Incongruencia de Genero” (subtipo “trastorno de desarrollo sexual”), si deciden que el género que eligieron por ellos no es el que sienten. Si a un infante intersexual se le asigna un género sin su consentimiento, cuando quiera ejercer su propia opción de asignación, es inaceptable que esta sea considerada como un trastorno psicológico de incongruencia de género.

3. En lo que se refiere a la denominación en el borrador del diagnóstico de “Trastorno Travestista”, se amplía enormemente su alcance de diagnostico de enfermedad mental a todo aquel que sea legalmente hombre que se travista, incluyendo también a aquellos que sean gays y bisexuales (excluidos del “fetichismo travestista” del anterior DSM-IV-R). Incluso mujeres trans podrían caer en esta categoría patologizante bajo el termino “autoginefilia”, en la cual se deduce que estas mujeres realizan su transición por razones mas “oscuras” que su mero bienestar respecto a su identidad de genero. Queremos resaltar que no ocurre así con aquellas mujeres que se travistan de hombre, un hecho que ilustra la ventaja socialmente atribuida de la imagen masculina sobre la femenina. En este sentido, el diagnóstico está impregnado de una ideología de género machista.

En muchos países alrededor del mundo, el travestismo sigue siendo un delito, y la continua presencia de este diagnóstico en el DSM fomenta la aun mayor estigmatización y opresión de las personas género-diversas por parte de las autoridades locales.

Recordamos, así mismo, que el psiquiatra y ex presidente del grupo de trabajo del DSM-IV Frances Allen, escribió recientemente en el Psychiatric Times: "como psiquiatras, tenemos nuestras manos ocupadas cuidando del sufrimiento y la angustia causadas por trastornos mentales reales. No hay necesidad de expandir nuestro alcance para cubrir aquellos pensamientos y comportamientos sexuales que son de carácter privadas y no peligroso."

Por otro lado, en febrero de 2010, la Dirección Noruega de la Salud, siguiendo el ejemplo anterior de Dinamarca (1995) y Suecia (2009), invalidó el diagnóstico de "fetichismo travestista" en el manual psiquiátrico noruego. La Dirección de Salud observó: "No ha habido cambios en estos diagnósticos en más de 100 años... En el mejor de los casos estos diagnósticos son completamente superfluos. En el peor, estigmatizan a grupos minoritarios en la sociedad”.

Por estas razones, demandamos la descatalogización de los “trastornos de identidad de género” y del “trastorno travestista” del futuro DSM-V.

Red Internacional de Despatologización Trans
http://www.stp2012.info/



Nota de prensa de la Red Estatal por la Despatologización de las Identidades Trans,
7 de abril de 2010, "El gobierno español comparte la necesidad de descatalogar la transexualidad como enfermedad mental"
El pasado 15 de marzo del 2010 el Congreso de los Diputados de España respondía a la pregunta realizada por el diputado Joan Herrera del Grupo Parlamentario de ERC-IU-ICV. La pregunta era relativa a la opinión del Gobierno en relación a la catalogación de la transexualidad como un trastorno mental. La respuesta del Gobierno parece ser clara: “El Gobierno español comparte la necesidad de descatalogar la transexualidad como un trastorno mental”.

Desde la Red Estatal por la Despatologización de las Identidades Trans valoramos como un posible paso adelante este posicionamiento.

Al mismo tiempo, pensamos que si el Gobierno de verdad entiende la importancia de la descatalogación de la transexualidad de los manuales internacionales de enfermedades, debería revisar su propia Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas que regula los cambios de la mención del nombre y sexo de las personas trans en sus documentos oficiales. Dicha ley establece como requisitos obligatorios para realizar estos cambios la acreditación de un certificado de diagnóstico de “disforia de género”, contribuyendo de esta forma a la patologización de las identidades trans.

En los últimos meses se ha generado un fuerte movimiento en el Estado español y en el mundo en el que las personas trans hemos reivindicado la despatologización de la transexualidad. El pasado mes de octubre más de 40 ciudades en el mundo, 15 de ellas del Estado español, se movilizaron por esta misma causa bajo el lema STOP TRANS PATHOLOGIZATION-2012. Desde el año 2007 hasta hoy han surgido nuevos discursos en relación a la cuestión trans y entendemos que este cambio de posición del Gobierno español tiene que ver con la visibilización de estas demandas.

L@s activistas y colectivos de la Red Estatal por la Despatologización de las Identidades Trans comprendemos la importancia de este posicionamiento. Por ello, instamos al Gobierno a que asuma esta posición en la práctica de forma coherente, para que tenga un impacto real en la vida cotidiana de las personas trans. Si el Gobierno entiende que no tenemos un trastorno mental, es contradictorio que nos exija un diagnóstico para reconocernos en tanto que ciudadan@s.

Red Estatal por la Despatologización de las Identidades Trans
http://www.stp2012.info/

martes, 13 de abril de 2010

Dominaciones, solidaridades



Por Kim Pérez

(Publicado la semana del 11.IV al 18.IV.2010 en Diario Digital Transexual, http://CarlaAntonelli.com

Texto revisado



Es verdad que en la historia humana hay dos proyectos de dominación paralelos, uno social y otro económico.

El social ha sido el de algunos hombres sobre las mujeres en general. El económico ha sido el de los propietarios sobre los expropiados. O dicho con más precisión: el primero ha sido de dominación por medio del sexo y el segundo, de dominación por medio de la propiedad, puesto que hay sexo y propiedad que no son dominadores de otras personas.

La verdad del primer proyecto de dominación se puede comprobar exteriormente con sólo observar su muestra extrema, la de los talibanes sobre las mujeres afganas, negándoles la educación e incluso la medicina, y comparando esa muestra con unas prácticas menos radicales, en lo que se le parezcan, e incluso con el Código Civil Napoleón, vigente en España hasta la segunda mitad del del siglo XX, que minorizaba a la mujer casada (mi madre, por ejemplo) hasta para viajar o vender o comprar lo suyo, para todo lo cual necesitaba la firma de su marido(mi padre la quería, la respetaba y lo decidían todo juntos; pero no era eso lo que decía la ley)

Pero también puedo comprobar la verdad de esa dominación pensándola interiormente desde mi propia experiencia, porque ante la prepotencia de algunos compañeros en el colegio reaccioné de la misma manera que muchas mujeres lo hacen, desarrollando un masoquismo de sumisión, que encontraba en el modelo de la mujer sumisa su paradigma y que contribuyó a hacerme transexual.


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Robustecí mi imaginería durante mi estancia en Argelia, en la que la mujer encerrada se convirtió en el modelo mediante el que expresaba un vago erotismo: esperaba algún día poder vivir en los confines de mi casa y lamentaba tener que salir todas las mañanas a trabajar.

Como suele ocurrir a quienes han interiorizado la dominación en forma de sumisión, me irritaba el movimiento de liberación de la mujer, que destruía uno de mis iconos: la naturalidad de esta sumisión. Más adelante, fue este movimiento lo que me descubrió la existencia del género cultural en oposición al sexo natural, y me permitió así superar las contradicciones culturales en que vivía y liberar mi expresión personal sin masoquismo.

El otro proyecto de dominación es muy antiguo, tanto que casi me parece improcedente recordar cuánto. Baste decir que desde que la propiedad privada sustituyó a la antigua comunitaria, y la sociedad entera se dividió entre propietarios y desposeídos (incluyendo algunas mujeres entre los primeros y muchísimos varones entre los segundos)

La propiedad de las mujeres sobre sus huertos (habían sido las inventoras de la Revolución Agraria, el más transcendental de los cambios históricos) no era dominadora; tampoco, en principio, la primera propiedad de los varones sobre los campos, cuando se inventó el arado; pero enseguida se desbocó el proyecto de dominación, haciendo guerras para cautivar esclavos que llevasen los arados, cada vez más esclavos; desposeídos y humillados.

Luego se siguió con otros desposeídos, luego se buscaron más tierras, más riquezas, con lo que surgieron los imperialismos, luego hubo otras formas de relación desigual, el vasallaje, el proletariado, luego surgieron formas de resistencia y de mayor equilibrio, en los Estados del Bienestar. Pero el proyecto de dominación sigue vivo y más fuerte que nunca.

Vale la pena verlo tal como es, en su naturaleza dominadora, sencilla de comprender, movida por el placer de dominación, del que algunas personas, hombres, mujeres u otros, se dejan llevar, y otras personas, hombres, mujeres o distintas no quieren caer.

Es nuevo ver la relación de estos proyectos de dominación con el binarismo, éste es el punto de vista que aportamos al análisis social desde el no-binarismo. Los proyectos de dominación son binaristas por definición, pues deben constituir formas sociales divididas en dos y sólo en dos, el dominador y el dominado. Cualquier tercero independiente es visto por el dominador como una amenaza, puesto que visibiliza la posibilidad de alguien que permanece libre de su dominación.

La dominación se traduce entonces en ideología del dos. El varón dominador tenderá a pensar en que sólo tiene enfrente a las mujeres, y olvidará de hecho o degradará en la práctica a cualquier persona que no se ajuste a su binario imaginario, sea un varón homosexual, sea un varón trans, sea una mujer trans, sea una persona voluntariamente intergenérica, mediante la irrisión o la represión directa, cuyas penas van desde la marginación a la ejecución (aun hoy)

El propietario ansioso de dominación tendrá que transigir, ya desde antiguo, con prácticas de oposición a su dominación, desde las empresas familiares o individuales a las cooperativas o los sindicatos. Pero su modelo de dominación trepará incluso sobre medianas y pequeñas empresas, en una tendencia a la concentración del poder en pocas manos y a la extensión de sus dominios, que hoy alcanza sus máximos históricos con el capital monopolista, que absorbe los recursos ajenos mediante sus aparatos financiero y estatal y su nueva clase de administradores-propietarios privados (ejecutivos) y públicos (políticos)

En medio de estas dominaciones y sus turbulencias, las personas más difusas en cuestiones de sexogénero, gays, lesbianas, bisex, trans, intersex, extrasex, nos encontramos constitucionalmente fuera del binario; es nuestra constitución personal o nuestra manera de ser sexogenérica la que nos impida aceptar las reglas del código de género binario, nos hace insumisas por naturaleza, a la vez que los binaristas intentan una y otra vez imponérnoslas.

Lo siguen haciendo mediante los recursos habituales, aunque por el momento la transigencia es mayor, pero la irrisión nos amenaza siempre, la marginación, en más o menos, cada cual a su nuestra manera, de la que tenemos numerosas experiencias que forman la rutina de nuestras vidas, y la represión cada vez que la sociedad llegue a situaciones de emergencia, que hagan pensar que las prioridades son distintas del respeto a todo ser humano.

Las personas no-binarias (ya amenazadas con peligro de sus vidas en continentes como América Latina, donde aún les queda un espacio de libre expresión en la extrema marginalidad, su último escape; o reprimidas fuertemente en África o el mundo islámico; empezando a levantar nuestras cabezas desde situaciones en todo semejantes en Europa, Norteamérica o Japón, desde hace nada, teniendo muchas nuestras vidas marcada por la represióm milenaria), nosotras, las machacadas todavía o machacadas hasta hace muy pocos años, debemos saber que los golpes nos arreciarán por todas partes, si la actual megacrisis se convierte en unos pocos meses en caos (lo he leído en Le Figaro, diario conservador francés; mencionado por Chispas, revista de izquierda española, o sea, que en esa aprensión coinciden muchos) Ante eso, ¡o miedo o acción!

Podríamos replegarnos sobre nosotras mismas, doblándonos fetalmente para evitar los golpes, conscientes de nuestra minoría y entregándonos de nuevo a nuestra supervivencia individual, o podremos ser conscientes de que los proyectos de dominación que nos acosan nos hacen ser profundamente solidarias de las personas que luchan contra estas dominaciones, que representan potencialmente a la mayoría de la Humanidad.

Empezando por la solidaridad con las mujeres, necesariamente. Encontrando en ellas modelos de vida solidaria y comunitaria, no dominadora, y lamentando que el binarismo, presente en sus mismas mentes pese a que les hace daño, interiorizado desde que en el siglo XIX intensificaron su lucha, se manifieste a veces en un "nosotras solas", un ritual excluyente que las hace sentir ajenas a los varones no-dominantes, a los homosexuales, más machacados históricamente que ellas, e incluso a los trans masculinos, a quienes a veces ofrecen un apoyo que en este contexto resulta insultante.

Siguiendo en nuestra voluntad de unión por la solidaridad con el movimiento indígena de América Latina, que aporta una tradición comunitaria en lo económico y no-binarista en lo sexogenérico, que ha subsistido a lo largo de quinientos años de colonización y hoy se expande por primera vez desde entonces, demográfica, lingüística, cultural y políticamente.

Estimulando el sentimiento de solidaridad con los parados por todo el sistema monopolista, también desposeídos de nuevo hasta el extremo, que se ven incapaces de mantener sus viviendas y tienen que acogerse a soluciones de emergencia; o que no han podido conservar sus recursos para alimentar a sus familias y tienen que ponerse en largas colas en los centros asistenciales cada día, a la hora en que tenían el hábito tan simple de comer. Los únicos que han despertado en el Oeste del sueño consumista, pero que aún no gritan en las calles cada día por sus sufrimientos.

En todo ello tenemos que estar presentes las personas que he calificado como más difusas, aprovechando este momento en que hemos conseguido afirmar nuestra dignidad, para que ya no se pierda lo que hemos conseguido en medio de un regreso a la brutalidad; tenemos que vivir comunitariamente, en solidaridad mutua, con todos esos inmensos cuerpos sociales, con las mujeres, puesto que también son una parte difusa de la realidad, con los hombres, otra parte difusa, con los indígenas vencidos y humillados y con los marginados por la crisis económica.

Los fines de nuestra acción tienen que ser construir un orden social comunitario y libre, porque sólo en la libertad podremos asegurar nuestra supervivencia; recordemos que nos enfrentamos a dos proyectos de dominación, no a sólo uno. Si lucháramos sólo por la solidaridad económica, podríamos ver subsistir o emerger pronto, dentro de ella, la dominación sexogenérica, como de hecho ocurrió en Cuba y en la Europa del Este. Afortunadamente, las y los trans, los gays, lesbianas, bisex, intersex, extrasex, contenemos en nuestras venas una necesidad de libertad que nos contrapone a cualquier intento de dominación.

El Desfile del Orgullo, contra lo que creen los conservadores, es el orgullo de todas las personas, porque representa la libertad de todas las personas. Mientras haya Desfiles del Orgullo, aunque sea con carrozas comerciales, la libertad de todos estará siendo mantenida. Si algún triste día dejaran de hacerse, la libertad de todos estaría amenazada. Tal es la importancia de evitar la dominación por motivo de sexo para la vida social.